La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) ha lanzado una primera estimación preocupante para la cosecha de maíz 2024/25: se esperan 48 millones de toneladas (Mt), una cifra 4 Mt por debajo del potencial productivo. Esta caída se atribuye principalmente a la intensa sequía que azota la región pampeana argentina.

El problema comenzó a agravarse a partir de la segunda quincena de diciembre de 2023, cuando las lluvias, que habían sido abundantes en los meses previos, cesaron abruptamente. Este cambio repentino en el patrón climático afectó gravemente al maíz temprano, que se encontraba en una etapa crítica de desarrollo.

El mapa de precipitaciones de diciembre ilustra la gravedad de la situación, con muchas zonas de Buenos Aires recibiendo apenas 30 mm de lluvia, una cantidad significativamente inferior a la media mensual de 110 mm. La falta de lluvias se ha prolongado durante un mes, sometiendo al maíz a un golpe de calor con baja humedad relativa, lo que agrava aún más la situación.

Si bien se espera un frente frío con lluvias, los pronósticos sugieren que serán moderadas, insuficientes para revertir el daño ya causado. Las altas temperaturas, la baja humedad, los vientos constantes y la radiación solar intensa se han combinado para crear un escenario desfavorable para el maíz.

Comparación

En comparación con la cosecha anterior, la producción de maíz se reduciría en un 8,5%, lo que equivale a 6,5 Mt menos. Esta disminución se debe en parte a una reducción del 24% en la superficie sembrada con maíz, impulsada por la incertidumbre en torno a la chicharrita, una plaga que afecta al cultivo.

A pesar del panorama general desalentador, Córdoba se destaca como una excepción. La provincia mantiene altas expectativas para su cosecha de maíz, con un rendimiento promedio estimado de 87,5 qq/ha, muy superior al de Santa Fe (78,3 qq/ha) y Buenos Aires (72,3 qq/ha). Sin embargo, incluso en Córdoba, la llegada de lluvias es crucial para sostener estas estimaciones.

La sequía también ha impactado negativamente a la soja. Las siembras de segunda, que se realizan después del trigo, están en riesgo en la región central, particularmente en el norte de Buenos Aires. La falta de lluvias y el agotamiento de las reservas hídricas por el trigo anterior han dejado a la soja de segunda en una situación crítica.

La soja de primera también necesita lluvias significativas para alcanzar rendimientos promedio. La proporción de lotes en condición regular sigue aumentando en el centro y norte de Buenos Aires, así como en el centro y sur de Santa Fe y Entre Ríos. Se observan pérdidas de plantas, aborto de flores y ataques de plagas típicas de la sequía, como la arañuela y los trips.

Previsiones

Ante este panorama, los escenarios de alta productividad para la soja se descartan. Las condiciones de estrés hídrico y desecamiento de los últimos 30 días hacen imposible alcanzar una producción normal de 53 a 53,5 Mt.

En definitiva, la sequía ha golpeado duramente al sector agrícola argentino, con el maíz y la soja como principales víctimas. La falta de lluvias ha mermado las cosechas y desvanecido las expectativas de una campaña exitosa. La llegada de lluvias en las próximas semanas será crucial para determinar el impacto final de esta crisis climática en la producción agrícola del país.

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