Recientemente, las estimaciones de la Bolsa de Cereales porteña le pusieron un número a la producción esperada para esta campaña maicera: inicia con una perspectiva de producir 58 millones de toneladas de grano. Otra campaña más que comienza con la expectativa de que el cultivo será el más importante de la Argentina.

Más allá de las zonas puntuales de la región central del país afectadas por excesos hídricos, el corazón maicero argentino logró implantar el cultivo a tiempo para buscar el máximo potencial de rendimiento. Excelente primer paso, alineado a la proyección.

Ahora se transita la ventana de tiempo intermedia entre la fecha temprana y tardía, para que los productores puedan planificar la segunda mitad del ciclo en la cual el trabajo se centra en las zonas de estabilidad de rendimiento y las sanitarias (Córdoba Norte, NEA y NOA).

A modo introductorio, Salvador Incógnito, gerente de Desarrollo de Producto Sur para GDM, se refiere al aspecto climático para la zona de estabilidad del cultivo: “Nuestra zona tardía se viene perfilando muy bien. Presenta los perfiles de suelo con adecuada disponibilidad hídrica lo que podría amortiguar un efecto de La Niña leve que se está pronosticando para la primera parte de este ciclo tardío. Luego se espera el paso a un escenario de neutralidad climática que sería muy benéfico para el desarrollo y la cosecha de la región”, dice, en referencia a lo que puede pasar para el centro-sur y sur bonaerense, y la región oeste pampeano.

Teniendo en cuenta la condición climática prevista, el gerente rescata que, cuando el productor siembra un híbrido tardío, quiere asegurar la estabilidad del rendimiento ya que la búsqueda productiva es la diversificación de riesgos y, por ende, el objetivo es lograr un piso de rendimiento.

“De este modo, desde el desarrollo de genética, nosotros priorizamos atributos agronómicos como la resistencia al vuelco y quebrado, el largo ciclo y tolerancia a ciertas enfermedades como criterios de selección que consigan un cultivo sano y con integridad a cosecha”, dice Incógnito.

Al respecto, cita que, “se puede lograr un excelente equipo combinando híbridos con una excelente relación ciclo/rinde como S 3972 VIP3, S 3916 VIP3 o S 13-916 VIP3 con un híbrido de ciclo completo, estable y con un muy buen perfil sanitario, como S 19-120 VIP3”, comenta.

A diferencia de lo que ocurre en el área sur del país para la siembra tardía, en el norte las precipitaciones pre-siembra efectivas para el cultivo son las de noviembre y diciembre.

Fernando Guerra, gerente de Desarrollo de Producto Norte para GDM, advierte que, “las lluvias registradas hasta ahora para Córdoba Norte, NEA y NOA generan un escenario de recarga de perfiles y una expectativa diferente para el productor pensando en la siembra cercana del cultivo. Bajo esta condición regional, el maíz vuelve a recuperar mucho espacio en la consideración del productor”.

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