Durante la segunda y última jornada de A Todo Trigo -el congreso que reúne a más de 1700 personas vinculadas al mundo de los granos finos- arrancó con un panel que convocó a reconocidos especialistas bajo la premisa de integrar un recorrido por los sistemas de producción del Sudeste y Sudoeste triguero con herramientas tecnológicas vinculadas a las nuevas aplicaciones digitales y la agrónica.
Pablo Calviño, asesor privado de vasta experiencia en el estudio del manejo de los cultivos de invierno en la zona sudeste, consideró que estamos en un “gran año para hacer agronomía, en el que será necesario prestar atención a todo: el clima, los precios, los mercados, la biología del suelo, la biología de las plantas… todas las interacciones que se pueden hacer en un sistema, donde si modificás algo cambia el todo”, remarcó.
En este sentido, reconoció que si bien hay precios muy altos, el productor se enfrenta a un contexto difícil marcado por los altos costos de los fertilizantes. “Estamos con precios totalmente fuera de lo común, con una urea que subió de 290 a 1300 dólares por tonelada”, enfatizó.
Pero no solo eso, también está la posibilidad de que en este contexto mundial no se consiga o haya escasez de insumos. Ahora, ¿cómo conciliar la restricción de insumos (si es que existe) con el logro de los potenciales que permite la zona? Calviño priorizó algunos insumos que no deben faltar: los herbicidas que no tienen reemplazo muy probado para crucíferas resistentes a gramíneas y fungicidas que no tienen reemplazo sobre todo para ramularia.
En este aspecto, remarcó que para “hacer buena agronomía lo importante es “la calidad” basada en la planificación. Allí juega un papel importante la ambientación, en la cual hay que realizar cada proceso en su momento y donde juegan muchas variables. “Una de las claves en el sudeste es que el cultivo espigue temprano para expresar rendimiento alcanzable”, detalló.
Pasando a la región sudoeste, Agustín Giorno, técnico de Aacrea, pidió prestar especial atención a los márgenes brutos en un momento complejo. En cuanto a la nutrición, “la región presenta un déficit muy marcado de nitrógeno, fósforo y azufre, pero el insumo más limitante es el agua”, remarcó.
Por eso puso el acento en que hay notorias diferencias entre los cultivos realizados en secano y los que se hacen bajo riego. Para citar un dato: en secano el trigo (y la cebada también expresa números casi similares) alcanza un rendimiento objetivo de entre 30 y 50 qq/ha, dependiendo de la zona, y bajo riego alcanza entre 65 y 90 qq/ha.
Además, argumentó que otro aspecto clave es un adecuado manejo de la estructura de cultivo, sobre todo siendo precisos en la fecha de siembra y prestando atención a una nutrición nitrogenada ajustada.
La mecanización
Finalmente, Ricardo Martínez Peck realizó un recorrido por los aportes de la Agrónica a las diferentes facetas de la agronomía. Según este experto en mecánica agrícola, los aportes para la siembra a chorrillos se vinculan a diferentes tareas como el control de los niveles de tolva; el monitoreo de siembra y fertilización con conectividad remota; control de transferencia de carga sobre trenes de siembra y estabilidad de marcha; los mandos variables; los cortes por secciones, y mapas de siembra, entre otros.
“La agrónica es transversal a todos los procesos mecanizados. Es la responsable de generar información y ejecutar parte de la agricultura digital 3.0 y 4.0”, resumió. Pero aconsejó que para jugar con estas tecnologías hay que analizar bien la rentabilidad. “Porque no solo hay que poder adquirirla, también hay que mantenerla, y no se puede ignorar que estos equipos demandan mantenimientos que no son baratos. Si nos subimos a esta liga hay que estar preparados para jugar en este nivel”, advirtió.
Martínez Peck consideró que la agrónica ya es parte del presente pero se intensificará más en el futuro, por eso puso énfasis en prestar atención a la infraestructura de la conectividad que hoy implica un gran problema. Otro desafío serio, según este especialista, son los aspectos vinculados a la formación y capacitación de los jóvenes. “Es un error pensar que los chicos son más tecnológicos porque nacieron en la era digital. Los nuevos tractoristas tienen que aprender y tener tolerancia al fracaso, en muchos casos no saben leer o calcular el área de un rectángulo”. Para ello, advirtió que se deben hacer grandes esfuerzos por parte de los sectores público y privado para revertir esta deficiencia.