En el reciente Simposio Fertilidad, organizado por la Fertilizar Asociación Civil, el Doctor en Ciencias Agrarias y asesor privado, Pablo Calviño, fue uno de los protagonistas al coordinar uno de los paneles finales del evento.

Este panel tuvo el «desafío muy grande de ver» cómo se traduce la investigación a la práctica en el campo («a nivel de lote»), actuando como «el nexo entre la investigación y el lote».

Calviño enfatizó un punto crucial: «lo que nosotros fabricamos es alimento». Por lo tanto, «todo lo que hagamos para aumentar la producción tiene que tener calidad con porque atrás de eso están las personas».

Durante el simposio, se abordaron diversos temas, incluyendo la degradación de los suelos.

Sin embargo, Calviño destacó la enorme complejidad y desafío que enfrentan los productores en sistemas extensivos, hay que deben ser eficientes, rentables y autosustentables.

A estas exigencias se suman incertidumbres constantes como la variación de precios de fertilizantes y granos, los cambios en las retenciones (impuestos) –cuya magnitud a cosecha es desconocida– y la imprevisibilidad de las lluvias. Ante este amplio abanico de posibilidades e incertidumbres, los productores «no tenemos más remedio que trabajar a nivel de probabilidades», siendo el empresario quien decide el nivel de riesgo que acepta correr.

En este contexto, surge la pregunta sobre si la fertilización o el cuidado de la tierra es una prioridad o si el foco se limita a la genética para obtener mayor rinde.

Calviño identificó dos situaciones muy marcadas en Argentina: los empresarios que trabajan en tierra propia y los que trabajan en tierra alquilada.

Los productores en tierra alquilada, en general (aunque hay excepciones de empresas que trabajan muy bien), tienen como objetivo principal la renta. Si bien «no quieren destruir el campo», «no se preocupan por devolver lo mismo que recibieron».

En contraste, quienes trabajan en tierra propia, generalmente, «tratan de tener una buena rotación». Se preocupan «mucho más de lo que la gente de la ciudad cree» por el balance de carbono y por controlar las malezas resistentes a herbicidas.

Según Calviño, esta preocupación por «hacer las cosas bien» tiene un «fundamento científico» respaldado por investigadores públicos y privados. Considera que «Argentina está trabajando mucho mejor» en estos temas, aunque la preocupación más concreta comenzó hace unos 15 años. No obstante, recordó que los grupos CREA se formaron en la década del 50 ya pensando en la conservación de suelos y previendo su degradación, lo que demuestra que hay preocupación desde hace mucho tiempo.

Mencionó las diferencias regionales en la concientización, citando a Tandil, donde trabaja principalmente, como una zona preocupada por la erosión (con gran concentración de curvas de nivel), contrastando con partidos cercanos como Balcarce o Mar del Plata donde la preocupación es menor. Señaló que la diversidad de ambientes (Sur de Córdoba, Sur de Santa Fe, zona de Bolívar) lleva a que en algunos lugares el productor pueda «relajarse» más si la renta es alta, mientras que en otros se preocupa más si la renta es menor. Sin embargo, destacó que este año, con números muy ajustados, «relajado no está en ningún lado», lo cual puede ser positivo para enfocar la nutrición.

Además de producir alimentos, Calviño resaltó que «nosotros consumimos agua» y que el cultivo debe ser «eficiente en el uso del agua». Toda práctica, desde la fertilización y la fecha de siembra hasta el uso de herbicidas, «juega en para que el cultivo sea más eficiente en el uso del agua», tanto en la captura por el suelo como en el aprovechamiento por la planta. Las ayudas como la fertilización son necesarias para que el cultivo pueda «expresarse y capturar más agua», ya que el rinde depende del agua.

En esta charla, la palabra «manejo» surgió como fundamental. Un «manejo apropiado», incluyendo la rotación, es esencial en cultivos extensivos. Si bien no siempre se hace, los productores en tierra propia y algunas empresas en tierra alquilada sí se preocupan por la rotación, el balance de carbono y el control de malezas resistentes.

Finalmente, Calviño subrayó la «concientización» creciente sobre la importancia de cuidar el recurso suelo, porque «se lo tenemos que dejar a nuestros nietos»

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