En el marco del Simposio Fertilidad, organizado por Fertilizar Asociación Civil, conversamos con Roberto Rotondaro, presidente de la entidad, quien ofreció un panorama detallado sobre la situación actual y los desafíos de la fertilización en la agricultura argentina.
Rotondaro destacó una cifra impactante: el déficit de nutrientes en los seis cultivos principales de Argentina durante los últimos 30 años de agricultura equivale a 30.000 millones de dólares a valor presente.
Este monto considera la extracción de nitrógeno, fósforo, potasio y azufre. Para dimensionar esta cifra, la comparó con el 15% de lo que el sector agropecuario aportó en retenciones durante los últimos 20 años, señalando que, visto así, el número «no parece tanto», aunque su intención es simplemente dimensionar el valor necesario para «volver al suelo» los nutrientes extraídos en las últimas tres décadas.
Este déficit se relaciona directamente con el notable incremento en la producción de granos en Argentina. Si a finales de los 90 se producían 30-35 millones de toneladas, hoy se ha estabilizado en unas 115 a 120 millones de toneladas. Este aumento de la cosecha implica, por definición, una mayor extracción de nutrientes del suelo.
A pesar de este déficit histórico, Rotondaro ofreció una mirada positiva respecto al uso de fertilizantes. En los últimos 30 años, el consumo se ha multiplicado por cinco, pasando de 1.1/1.2 millones de toneladas a los 5 millones de toneladas actuales. Aunque 5 millones de toneladas es una cifra considerable, señaló que «seguramente que falta y falta mucho todavía». Este proceso de crecimiento es gradual y constante.
Actualmente, casi 2 millones de toneladas de fertilizantes se producen localmente, mientras que los 3 millones de toneladas restantes son importadas de distintos orígenes. Si bien existen proyectos para aumentar la producción local que sería deseable que se concreten, reconoció que necesariamente se deberá crecer en la importación. En este sentido, destacó una mejora significativa en las condiciones de importación desde el inicio del nuevo gobierno, mencionando la facilidad del proceso, el tema de los pagos y una ligera baja en algunas alícuotas. Las expectativas para 2024 y 2025 en cuanto a importación y consumo son muy buenas, y es claro que se necesitará aumentar el consumo total de fertilizantes, ya sea de origen nacional o importado.
Otro punto crucial abordado fue el análisis de suelo. Si bien el productor agropecuario es consciente de la necesidad de usar fertilizantes, aparentemente «no lo está usando bien» al no realizar análisis de suelo de manera generalizada. Rotondaro subrayó que, aunque todavía falta mucho, el uso del muestreo de suelo viene creciendo. Actualmente, cerca del 25% de los lotes se muestrean. Esta tasa es mayor en cultivos de invierno como trigo y cebada (casi 40% en algunas zonas) y en maíz (entre 25-30%). Se espera que la agricultura por ambiente y la agricultura digital impulsen aún más el crecimiento del muestreo de suelo1. Manejar los lotes dividiéndolos en zonas de alta, media o baja fertilidad requiere conocer a fondo la situación de cada una, lo que se logra mediante el análisis de suelo.
En resumen, si bien Argentina ha acumulado un importante déficit de nutrientes debido al crecimiento de la producción, el uso de fertilizantes ha aumentado significativamente en las últimas décadas.
El desafío futuro pasa por seguir incrementando el consumo total de fertilizantes, mejorar las prácticas a través de un mayor uso del análisis de suelo, y capitalizar las mejoras en las condiciones para la importación, al tiempo que se espera la concreción de proyectos de producción local.